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El Voto Español y por qué estamos así

España es un país con una política complicada. Las grandes divisiones de raíces históricas, la ausencia de símbolos comunes, la difícil situación demográfica... ¿Cómo sacar algo en claro del futuro de nuestro país, contando con tantísimos factores?



Podríamos comenzar hablando de la democracia española. Nuestra democracia funciona con el sufragio universal, lo que significa que toda persona que tenga la nacionalidad española puede votar.

Con cada voto se puede apoyar a un partido político u otro, hasta ahí todo normal. Pero el sistema de elecciones nacional no funciona de forma proporcional a los votos. Como en otros muchos países, se utiliza una fórmula llamada la Ley D'Hondt, que pretende darle estabilidad a las instituciones. Esta ley determina como han de elegirse nuestros 350 diputados. Sólo porque un partido sea votado por un 50% de la población no significa que tendrá la mitad de diputados. En este sistema, los diputados son elegidos por las 50 provincias y las 2 ciudades autónomas (Ceuta y Melilla). Cada uno de estos territorios tiene un número de diputados según su población. Los votos se van dividiendo entre 1, 2, 3... Si una provincia tiene 3 diputados, se elegiran los 3 números más grandes tras estas divisiones. En la imagen siguiente se ve un caso hipotético de una provincia que elige 8 diputados:



Este sistema causa que los partidos más grandes, hasta ahora PSOE y PP, salgan beneficiados. Debido a este sistema electoral, muchos partidos han recurrido a técnicas que se basan en enviar mensajes muy específicos para determinadas zonas, asegurándose así diputados de ese territorio aunque la imagen general del partido no sea muy buena. Otra consecuencia importante de la Ley D'Hondt es el peso que consiguen en la política española partidos de comunidades autónomas. Por ejemplo, en las elecciones de 2016, PACMA (Partido Animalista) consiguió casi los mismo votos que el PNV (Partido Nacional Vasco), pero al estar los votantes de PACMA esparcidos por España, no consiguió ningún diputado, mientras que el PNV obtuvo cinco.

Sabiendo esto ya podemos explicar muchas cosas, como el bipartidismo que ha gobernado desde el comienzo de la democracia, la importancia de controlar territorios y el poder de los partidos de ciertas comunidades. Pero la pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez en esta democracia, sobretodo de después de indignarnos tras alguna elección, es: ¿Por qué la gente vota lo que vota?

Si hay algo que destaque de la población española a grosso modo* es que se trata de una población envejecida, y que se envejece cada vez más. Este problema afecta a toda Europa, pero hay previsiones de que, a este ritmo, España será el país más envejecido del mundo en 2050. Esto repercutiría en todos los ámbitos del país, y por supuesto, en la política. En 2017 encontramos que el 45% de la población estaba entre los 25 y los 54 años. La población de más de 55 años supera bastante a la población de 0 a 24. Como se puede observar, el fenómeno es y será muy brusco.


 
Las causas de este fenómeno son la bajada de la natalidad tras el Baby Boom; el cese de la llegada de inmigrantes a España; y la emigración a otros países por la crisis económica. También encontramos que se decide tener hijos cada vez más tarde (cuando puede haber problemas de fertilidad), ya que quedarse embarazada puede ser un problema laboral para muchas mujeres y porque se busca una situación estable donde criar a los niños.

Cuando España empezó a sufrir un periodo de crisis desde 2008, la indignación popular y los problemas económicos que afectaron a la imagen de tanto PP como PSOE, permitieron la entrada de dos nuevos partidos: Podemos y Ciudadanos. Fue precisamente el envejecimiento de la población lo que frenó a estos nuevos movimientos, protegiendo a los dos grandes partidos. En 2016, el partido más popular entre los votantes más jóvenes fue Podemos, y entre los adultos de 30-45 años, Ciudadanos. Aún así, como ya sabemos, PP y PSOE siguieron siendo las fuerzas más votadas.


 

Los partidos y las ideas políticas suelen dividirse entre izquierda y derecha. La definición de ambos lados es aún sujeto de polémica. Por ejemplo, si identificamos a la derecha con una mayor protección de la propiedad privada y a la izquierda con un mayor poder del Estado, la Falange (partido fascista) no debería situarse extrema derecha, sino más bien a la izquierda. Independientemente de eso, la división entre ambos lados está muy marcada. Otros países, aunque sean escenario de conflictos políticos, mantienen símbolos comunes (como la monarquía inglesa). En cambio, todos nuestros símbolos: himno, bandera e incluso nuestro pasado histórico, son motivo de conflicto o son apropiados por solo uno de los bandos políticos (por ejemplo, exponer la bandera de España suele indicar una ideología de derechas, aunque debería ser un símbolo común). Uno de los pocos momentos de unión son las competiciones internacionales deportivas, donde se habla de una sola España. Si eso es bueno o malo, lo dejo enteramente al lector.

Este conflicto cultural constante es suavizado por la última característica de la población de la que vamos a hablar hoy: la indiferencia. Hay una gran masa de personas que cambian a menudo de simpatías políticas o que no se ven parte del sistema democrático. Algunos medios afirman que el español medio tiende al pesimismo, pero encuestas como el CIS muestran algo más. Sí, tendemos al pesimismo, pero dentro de una gran indiferencia: ¿cómo se encuentra la situación económica española? Respuesta principal: regular. ¿Y la situación política? Regular, mal y muy mal. A la hora de conseguir los votos de la población sin convicciones férreas, son esenciales las noticias, y sobretodo, como se cuenten en los medios de comunicación, pues esa impresión será la única guía de muchos votantes. 



¿Qué le espera a nuestro país en el futuro? Es difícil de saber y predecir, aunque una cosa está clara: en la política, a pesar de que se debe mirar al futuro con preocupación, también se debe hacerlo sin pánico.

Comentarios

  1. Muy de acuerdo. Qué piensas sobre rebajar la edad para votar a los 16 años?

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